FOTOLIA
Una nueva cepa del VIH, descubierta recientemente en África, parece progresar a sida de una forma más rápida que las demás. De las más de 60 cepas existentes de este virus, la mayoría tardan más de 5 años en desarrollar la enfermedad, siempre y cuando no se administre el tratamiento antirretroviral. Sin embargo, la nueva cepa, descubierta por un equipo de la Universidad de Lund, en Suecia, parece hacerlo en menos tiempo.
En el estudio que se publica en The Journal of Infectious Diseases, se explica que la nueva cepa es una fusión de las dos cepas más comunes en Guinea-Bissau. Hasta ahora se ha identificado solo en esa región. Cuando se juntan las dos cepas, forman lo que se llama un «recombinante». «Las cepas recombinantes parecen ser más fuertes y más agresivas que las cepas a partir de las cuales se han desarrollado», comentó Angelica Palm en un comunicado de la Universidad sueca.
Globalización de las cepas
Las investigaciones anteriores han mostrado que la propagación global de los distintos recombinantes está aumentando. Además, las cepas cada vez más mezcladas y complejas del VIH se están volviendo más habituales en países y regiones con un gran nivel de inmigración, como pueden ser EE.UU. y Europa.
Debido a que el VIH es un virus dinámico y variable, los expertos creen que es posible que haya «una gran cantidad de cepas recombinantes circulando de los que se sabe poco o nada». Por ello, aseguran, «habrá que saber cómo cambia la epidemia de VIH-1 a lo largo del tiempo».
Curación fallida
El pasado mes de julio se daba la noticia de que dos personas infectadas por el VIH había sido curadas de su infección tras ser sometidas a un trasplante de médula ósea a causa de un cáncer. Lo que se denominó «curación funcional» –las dos personas controlaban el VIH sin necesidad de medicación-, y que sí parece haber logrado el famoso «paciente de Berlín», sin embargo no es una realidad en los llamados «pacientes de Boston». Estos datos, hechos públicos la pasada semana, confirman lo que ya se sospechaba: que los trasplantes de médula ósea no pueden ser un tratamiento de rutina para el VIH.
La aparición del virus en los dos pacientes es «decepcionante, pero científicamente significativo y no inesperado», afirmó Timothy J. Henrich, delHospital Brigham and Women de Boston. Y aunque ambos están bien de salud, «han necesitado tomar antirretrovirales para controlar la infección».
Para Anthony S. Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EE.UU. este fracaso «no pone fin a esta vía de investigación, pero sin duda es un obstáculo importante».