(Azul+) Impartiendo una asesoría en materia
de VIH, un adolescente señala que está “completamente seguro” de que el riesgo
de contraer ese virus se produce sólo si existe la eyaculación dentro de la
persona penetrada. Sus dos compañeros de clases asentaron con la cabeza; al
preguntarle en qué se basaba para hacer tal afirmación expresó que ha visto varias
películas pornográficas en las que los actores no usan condón, incluso hizo
énfasis en una cuya protagonista fue penetrada por más de 60 hombres
simultáneamente sin el uso de preservativos.
Esa conversación, que me
llevó a explicarles el riguroso control que debió haber previo a esa escena y
los riesgos que estarían tomando esas personas de contraer alguna infección de
transmisión sexual (ITS) me permitió indagar más al respecto. Los muchachos
afirmaron que “no sería lógico” que se sometiera a los actores porno a un
riesgo tan elevado como ese.
Hace pocos años se
descubrió que un actor contrajo el VIH durante un rodaje en Brasil, al examinar
las múltiples parejas sexuales que tuvo al cabo de varias semanas sólo en las
filmaciones se detectó que, al menos 5 de las chicas, habrían sido infectadas.
El caso es que, si una
persona está recién infectada o en el período de ventana (el cual podría durar
hasta 6 meses) aún no se detectan los anticuerpos en una prueba sencilla como la Elisa para VIH. Lo mismo sucede
si la persona tiene la carga viral indetectable, es decir, por debajo de lo que
los reactivos de los laboratorios puedan detectar.
Algunas personas creen que ciertas
prácticas de alto riesgo para contraer VIH y otras infecciones de transmisión
sexual son inofensivas por el hecho de ser practicadas frecuentemente en las
películas para adultos
Cabe entonces
preguntarse ¿podría inducir la pornografía a prácticas sexuales riesgosas? A mi
juicio sí, podría suceder en personas que se dejan llevar por la simple
“lógica” como podría ser el caso de muchos adolescentes.
Hoy día gran parte de la
población tiene acceso a la pornografía y si no existe una debida orientación
podría traer secuelas como las anteriormente mencionadas.
Tomamos al azar 30
fragmentos o escenas de películas porno heterosexuales, de las cuales sólo
seis, (el 20%) usaron condón. De igual número en el género gay, 22 usaron protección (73%), las
restantes 8 fueron de una nueva modalidad o subcategoría llamada bareback,
en películas de años muy recientes y cuya portada indicaba que pertenecían a
ese segmento.
Esta tendencia está
degenerando en nuevos derivados como combinaciones del bareback con fisting
(penetración con el puño) o con sadomasoquismo.
Es importante la orientación a los jóvenes y precisar
que tanto el semen como el líquido preeyaculatorio, los fluidos vaginales, la
sangre y la leche materna pueden ser vehículos para transmitir el VIH,
independientemente de lo que se pueda ver en una película o una revista.
Por Johan León Reyes
Por Johan León Reyes