(Azul+)La tuberculosis (TBC) es, probablemente, la enfermedad
infecciosa con mayor prevalencia en el mundo. Causada por diversas especies del
género Mycrobacterium, la
TBC es una enfermedad que afecta principalmente los pulmones,
sin embargo, también puede verse afectado el sistema nervioso central, el
sistema linfático, circulatorio, genitourinario, gastrointestinal, los huesos,
articulaciones y hasta la piel.
Los signos y síntomas más frecuentes son la tos con
flema (y algunas veces con sangre) por más de 15 días, fiebre, sudoración
nocturna, mareos momentáneos, escalofríos y pérdida de peso. La tuberculosis se
transmite por el aire cuando una persona enferma tose, estornuda o escupe.
Las bacterias causantes de la TBC se multiplican en los
pulmones, causando inflamación y viajando hacia los ganglios linfáticos.
Es una de las infecciones oportunistas (llamadas así
porque se aprovechan del debilitamiento del sistema inmunológico) más frecuente
en las personas que viven con VIH, de hecho, muchas personas se dan cuenta que
viven con VIH luego de recibir un diagnóstico de TBC.
Está comprobado científicamente que la presencia de tuberculosis en una persona con VIH aumenta la carga viral y disminuye el conteo de células CD4 del sistema inmunológico
Existen evidencias
científicas de que una tuberculosis activa conlleva a un descenso de las células
CD4 del sistema inmune, y también al aumento de la carga viral en las personas
VIH positivas coinfectadas. Es importante en estos casos cumplir a cabalidad la
terapia antirretroviral paralelo a un tratamiento efectivo contra la TBC. Si bien es cierto que
presentar un cuadro de coinfección de VIH-TBC es riesgoso y delicado, existen
tratamientos eficaces y personal médico capacitado para ayudar a superar esta
coyuntura. Estar atento a los síntomas y signos que manifiestan la presencia de
TBC es importante para un diagnóstico a tiempo.
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