jueves, 16 de abril de 2009

Los preservativos y la prevención del VIH


Los preservativos y la prevención del VIH
La utilización del preservativo es un elemento crucial para un enfoque integral, eficaz y sostenible de la prevención del VIH, y conviene acelerar su promoción. Se estima que en 2007 alrededor de 2,7 millones de personas se infectaron por el VIH. Cerca del 45% de ellas eran jóvenes de 15 a 24 años de edad, y las muchachas estaban más expuestas a la infección que los muchachos.
El preservativo masculino de látex es la tecnología individual disponible más eficaz para reducir la transmisión sexual del VIH y otras infecciones de transmisión sexual.
El desarrollo de nuevas tecnologías de prevención, como las vacunas contra el VIH y los microbicidas, continúa avanzando, pero los preservativos seguirán siendo por muchos años el principal medio de prevención. Los preservativos son un elemento clave de las estrategias combinadas de prevención a las que las personas pueden optar en diferentes momentos de sus vidas para reducir los riesgos de la exposición sexual al VIH. Estas estrategias incluyen el aplazamiento del inicio de la actividad sexual, la abstinencia, un comportamiento más seguro basado en mantenerse fiel a la pareja cuando ambos miembros de la pareja no están infectados, la reducción del número de parejas sexuales, el uso correcto y sistemático del preservativo, y la circuncisión masculina.
Las pruebas concluyentes de numerosas investigaciones efectuadas entre parejas heterosexuales en las que uno de los miembros está infectado por el VIH ponen de manifiesto que la utilización correcta y sistemática del preservativo reduce de forma significativa el riesgo de transmisión del VIH tanto del varón a la mujer como de la mujer al varón. Los ensayos de laboratorio señalan que los preservativos masculinos de látex son impermeables a los agentes infecciosos que pueden estar presentes en los fluidos genitales. Para garantizar su seguridad y eficacia, los preservativos deben fabricarse con arreglo a las normas internacionales más estrictas. Deben adquirirse conforme a los procedimientos de garantía de la calidad establecidos por la OMS, el UNFPA y el ONUSIDA, y hay que almacenarlos lejos de cualquier fuente directa de calor. Los programas de prevención deben velar por la disponibilidad de preservativos de alta calidad para las personas que los necesitan y cuando los necesitan, y asegurar que las personas tengan los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para utilizarlos correctamente.
Los preservativos deben estar fácilmente disponibles universalmente, con carácter gratuito o a un precio razonable, y fomentarse de un modo tal que ayude a salvar los obstáculos sociales y personales a su uso. Cuando la persona puede acceder al preservativo de forma gratuita o a un precio muy subvencionado, es más probable que lo utilice. Una promoción eficaz del preservativo no solo debe orientarse a la población general sino también a las personas que están muy expuestas al riesgo de infección por el VIH, como son las mujeres, los jóvenes, los profesionales del sexo y sus clientes, los consumidores de drogas inyectables y los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres. El UNFPA estima que el suministro actual de preservativos en los países de ingresos bajos y medianos está muy por debajo de la cantidad requerida (el déficit de
preservativos’). A pesar de ese déficit, los fondos internacionales destinados a la adquisición de preservativos no han experimentado ningún aumento en los últimos años. Es necesario emprender acciones colectivas a todos los niveles para apoyar los esfuerzos de los países, particularmente de aquellos que dependen de la asistencia externa para la adquisición, promoción y distribución de preservativos.
El educación sobre prevención del VIH y la promoción de los preservativos deben superar los obstáculos de los complejos factores de género y culturales.
Por lo general, a las muchachas y las mujeres se les niega de forma sistemática y repetida la información sobre los preservativos y el acceso a este medio de prevención. A menudo carecen de poder para negociar el uso del preservativo. En muchos contextos sociales, los varones son reacios a utilizarlos. A la hora de formular los programas de promoción del preservativo este hecho debe tenerse en cuenta. Los preservativos femeninos pueden proporcionar a las mujeres más control para protegerse a sí mismas. Sin embargo, seguirán siendo sumamente vulnerables a la infección por el VIH a menos que no compartan con los varones la misma capacidad de decisión en sus relaciones interpersonales.
En muchos países, los preservativos han desempeñado un papel decisivo en los esfuerzos de prevención del VIH. Los preservativos han contribuido a reducir las tasas de infección por el VIH allí donde el sida ya se ha extendido con fuerza, conteniendo la propagación más generalizada del VIH en lugares donde la epidemia aún está concentrada en grupos de población concretos.
Los preservativos también han alentado a adoptar un comportamiento sexual más seguro de forma más amplia. Estudios recientes de la epidemia de sida en Uganda han confirmado que el aumento en el uso del preservativo, conjuntamente con el aplazamiento en la edad de la primera relación sexual y la reducción del número de parejas sexuales, fue un factor importante en el descenso de la prevalencia del VIH en el decenio de 19905. Los esfuerzos de Tailandia para eliminar el estigma ligado al uso de preservativos y su promoción orientada a los profesionales del sexo y sus clientes han reducido drásticamente las infecciones por el VIH en esos grupos de población y ayudado a reducir la propagación de la epidemia a la población general. Una política similar implantada en Camboya ha ayudado a estabilizar la prevalencia nacional del VIH, al tiempo que ha reducido significativamente esta tasa entre los profesionales del sexo. Además de estos progresos, la promoción temprana y enérgica del preservativo llevada a cabo en el Brasil entre la población general y los grupos vulnerables ha contribuido en gran manera al control sostenido de la epidemia.
Un mayor acceso al tratamiento antirretrovírico crea la necesidad y la oportunidad de promover de forma acelerada el uso del preservativo.
En los países industrializados, el éxito alcanzado por la terapia antirretrovírica en la reducción de la enfermedad y la prolongación de la vida puede alterar la percepción del riesgo asociado al VIH6. Una percepción de bajo riesgo y un exceso de confianza pueden conducir a tener relaciones sexuales sin protección y a un uso limitado o no sistemático del preservativo.
La promoción de la utilización correcta y sistemática del preservativo dentro de los programas de tratamiento antirretrovírico, y en el contexto de los servicios de salud reproductiva y de planificación familiar, es fundamental para reducir aún más las posibilidades de transmisión del VIH. Asimismo, para satisfacer las necesidades de prevención de todas las personas, sean VIH-positivas o negativas, es necesaria la ampliación rápida de los servicios de asesoramiento y pruebas del VIH.

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