Rosely Cortéz nutricionista. Programa Regional de VIH/SIDA-ITS de Mérida |
(Azul+ / Johan León Reyes) Uno de los puntos
de honor para lograr mejor calidad de vida en las personas con VIH es la alimentación,
sin embargo, en muchas oportunidades no se cuenta con una orientación precisa
en este tema y las posibilidades de restituir el funcionamiento del sistema
inmunológico se hacen más difíciles.
Rosely Cortez, es nutricionista y
dietista del Programa Regional de VIH/SIDA-ITS de Mérida y comenta que los
principales problemas asociados a la nutrición de las personas que viven con
VIH (PVVs) son los relacionados con el colesterol, triglicéridos y la
distribución anormal de la grasa (lipodistrofia). “Se debe planificar una
alimentación de acuerdo a sus gustos, a sus costumbres, pero que además sea
pobre en grasas, en triglicéridos, en colesterol, en azúcares refinados y en
cuestión de tres o cuatro meses se ve una franca normalización de los valores
en la sangre, apunta Cortez.
La especialista hizo hincapié en
la necesidad de limitar el consumo de comida en la calle: “Sobre todo evitar ensaladas
crudas por la duda de la limpieza que éstas deben llevar y también de los jugos
naturales porque es dudoso que en expendios de comida para el pública se use
agua hervida”. Con estas recomendaciones se buscan evitar cuadros de diarrea y
las consecuencias que derivan de ella.
Es
recomendable la disminución de mayonesas, salsas tártaras, frituras, así como
azúcares refinados y helados grasosos. Es importante también el consumo de ácido
fólico y vitaminas B y C
En la casa
Los cuidados no se limitan sólo a
cuando se está fuera de la casa, es importante tomar en consideración que
cuando preparamos alimento deben estar
bien cocidos, sobre todo en el caso de los huevos y las carnes rojas, de esta
forma se evita la toxoplasmosis y las graves consecuencias que derivan en el
sistema nervioso central.
Cortéz recomienda de igual forma la disminución –no necesariamente
la eliminación- de mayonesas, salsas tártaras, alimentos fritos (como tequeños,
empanadas y churros) así como azúcares refinados y helados grasosos.
En lo referente a las vitaminas,
la especialista en nutrición afirma que se debe ser muy cuidadoso: “Ni en
vitaminas ni en minerales los excesos son recomendables, si a la persona no le
provoca comer recomendamos estimulantes del apetito”, comentó, apuntando además
que es positivo el uso de polivitamínicos que contengan vitaminas B y C, “también
hago hincapié en el consumo de ácido fólico de por vida, pues los medicamentos
antirretrovirales utilizan el ácido fólico de nuestro organismo para su
metabolismo” en este caso, Cortez recomienda consumirlos durante dos meses,
luego interrumpirlos por un mes y así sucesivamente de por vida”.
“La planificación de la
alimentación para una PVV debe ser muy especial; además de las recomendaciones
siempre se debe tener preparado un plan alternativo y adaptado a las
necesidades de la persona”, afirma Cortez, quien además mencionó que la
correcta nutrición debe mejorar notablemente la calidad de vida y la
autoapreciación “dado que para cualquier persona es muy importante el aspecto
externo, el aspecto físico”.
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